En la plaza central, conocida con el nombre de Eduardo Costa, además de destacarse la Catedral Santa Florentina –en cuyo altar puede observarse una obra original del pintor argentino Raúl Soldi– se encuentra también el Palacio Municipal, ubicado en un emblemático edificio de arquitectura francesa, hoy mantenido de forma impecable. La Estación Ferroviaria, sobre el margen sur del Río Paraná, guarda sus techos de hierro forjado y, lo más importante, el tren pasa cada día, a la hora programada. Su enorme cúpula recuerda la del Congreso de la Nación, o cualquier edificio europeo. Se lucen también, en una primera recorrida, el Barrio Inglés y la Aduana, que siempre se destaca, como casi todo, por su prolijidad y detalles arquitectónicos.
Si bien Campana –al igual que la vecina ciudad lindera de Zárate– fueron fundadas alrededor de los primeros saladeros de la Provincia de Buenos Aires, es la recorrida por el Museo Ferroviario y el Museo del Automóvil lo que termina de dar forma a esa idea de ciudad productiva que es, sin lugar a dudas, –y todavía hoy– la Ciudad de Campana. Con sus enormes galpones y nuevas fábricas, ese gran motor de país sigue vinculado a la producción y generación de insumos para la industria nacional y los mercados internacionales.
Pero además, el encanto de Campana se ve secundado por su ineludible circuito fluvial. Recorrerla en lancha desde las costas del Paraná de las Palmas hasta el Puente Zárate-Brazo Largo es una experiencia única y de un contacto con la naturaleza que no tiene límites. Agua, oleaje, vegetación, y el gran puente de hierro de fondo, colaboran con la construcción de una síntesis bellísima que pone en equilibrio naturaleza y desarrollo urbano. Su belleza acuífera no se priva de desplegarse en un hermoso delta de agua e islotes, conformado por el Río Paraná de las Palmas, el Río Carabelas, el Río Paraná Guazú, y los arroyos: Las Piedras, Negro y Las Rosas, que pasan a su vez por los canales Irigoyen, Alem, Laurentino Comas y Zorrilla.
Con una superficie de 577 kilómetros cuadrados y más de 100.000 habitantes, Campana se distingue por su escenario paisajístico, pero no más por eso que por la calidad humana de su gente. La mayor parte de la población de la ciudad es descendiente de italianos y españoles, como tantos parajes de Argentina, aunque también hay algunas minorías como alemanes y británicos, franceses y judíos, hoy todos hibridados y mezclados, conviviendo y compartiendo costumbres y tradiciones comunes.